Ya entonces tenía el hábito de escribir las cosas importantes y más tarde, cuando se quedó muda, escribía también las trivialidades, sin sospechar que cincuenta años después, sus cuadernos me servirían para rescatar la memoria del pasado y para sobrevivir a mi propio espanto,,,
domingo, 30 de mayo de 2010
sv.
Ya no puedo ni soñar porque desde entonces, ni eso me queda,,,
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