Se escapa entre los dedos, pero hay que dejarlo ir. No olvidar. Siempre recordar. Pero recordar lo que nos sirvió de experiencia, lo que nos ayudó a crecer, lo que nos llevó a ser felices. Es bueno reconocer lo peor, pero también lo mejor. Nos culpamos a nosotros mismos por no ser los mejores a la hora de solucionar problemas, nos frustramos y por ello, abandonamos. Admito que cometí errores, grandes errores, en mi vida. Las cosas cambian. Nada vuelve, el reloj para detener el tiempo no existe.
También inconscientemente, llegué a sacar lo peor de mí. Soy yo la culpable de mis actos, me arrepiento de algunas cosas que ya no voy a remediar. Pero mi vida esta hecho de todo esto. Mi vida empieza con mi nombre y apellido, y terminará con mi último suspiro. Seguiré creyendo hasta la muerte en mi, que nada es imposible siempre y cuando se ponga voluntad, y que las grandes personas que pasaron, y que pasarán, siempre van a estar en mí.
Nada está perdido siempre.
¡Olé, olé y olé! Eso es todo. Hay que aprender a aprender y no a olvidar. Y que nada dura para siempre, pero vivámoslo.
ResponderEliminarMucha luz, encanto :)