Es implacable, te llega sin que menos lo esperes y no hablo de tu propia muerte sino de gente cercana a tí, incluso no de tu familia pero tan cercana que llegas a sufrir como si fuera de tu mismísima sangre. Que tristeza y vacío siente una ante estos hechos. Cuantas lágrimas, ojos hinchados, dolor de cabeza,,,pero eso no es ni comparable con el dolor que se lleva por dentro, el dolor de la distancia ante un viaje largo y eterno.
Daba el reloj las doce,,,y eran doce golpes de azada en tierra,,,
- ¡ Mi hora ! - grité -,,,
El silencio me respondió:
El silencio me respondió:
- No temas,,, Dormirás muchas horas todavía sobre la orilla vieja, y encontrarás una mañana pura amarrada tu barca a otra ribera."
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